jueves, 4 de marzo de 2010

El "sentido común"

Marzo simula ser el mes que da inicio al nuevo año puesto que los argentinos/as pareciéramos retomar de golpe las actividades y las obligaciones de las que pudimos escapar durante algunos días.
Estuve en San Pedro, una hermosa ciudad en la provincia de Buenos Aires que conocí cuando era una niña y viajaba en tren hasta alli con mis abuelos quienes me mostraban a ambos lados de las vías los campos frutales que fueron, históricamente, el sostén económico del pueblo: duraznos y naranjos.
Los años han pasado, mis abuelos ya no están y a veces, cuando ingreso por la ruta que conduce a la ciudad, noto la ausencia de aquellos árboles frutales que salpicaban de color el paisaje rural; todo es ahora un gran mar verde, la soja se ha chupado todo hasta la banquina y aquellos pueblos que vivían de la siembra, cosecha y transporte de frutos quedaron convertidos en pueblos fantasma con inmensos campos de pocos dueños. Hoy, el sostén económico de la ciudad es el turismo con el imponente hotel Hahward Jhonson a la cabeza que es simbólicamente la desnaturalización de aquello que singularizaba al lugar. Lo paradógico, es que ideológicamente los sampedrinos apoyaron al sector agropecuario en el conflicto de la resolución 125 y muchos de ellos aún lo siguen haciendo sin poder vislumbrar que defienden la mano que les arrebató aquellos árboles frutales y con ellos la fuente de trabajo de muchos hogares.
Es sabido ya que los medios de comunicación son costructores de opinión y que ésta queda íntimamente unida al "sentido común"; aún asi, es difícil aceptar que las personas defiendan ideas que se oponen con la realidad inmediata que viven diariamente.
Marzo me puso nuevamente delante de los medios y volví a escuchar a aquellos que desean imperiosamente que al país le vaya mal sólo para decir "yo te lo dije". Encuentran el punto negro en el mural blanco, roban la esperanza y la posibilidad de proyectar sueños a futuro con sus ideas derrotistas, se esfuerzan por hacernos sentir desamparados, hablan de muertes, robos, déficit y caos, como si nada bueno hubiera significado en nuestro país la recuperación de las AFJP y de Aerolíneas, las miles de jubilaciones a personas que por diversas circunstancias no habían realizado aportes, la recuperación de la industria nacional, el aumento POR LEY dos veces al año de las jubilaciones, las asignaciones al campo cietífico, la política de derechos humanos, etc. En el marco de la mayor crisis mundial, no se ha recurrido al bolsillo del pueblo para pagar la deuda asumida, se va a pagar con la reservas que el Estado pudo acumular administrando adecuadamente los ingresos. Los docentes hemos recibido un aumento de nuestro sueldo básico y se ha dispuesto una asignación universal por hijo que no resuelve el problema de la pobreza pero sacará de la indigencia a muchas personas. ¿Por qué no apoyar a un gobierno que fomenta la idea de que el Estado somos todos? Lo público es de todos, no, es de nadie. Yo y sé que muchos otros, pasamos por un filtro lo que dicen los medios de comunicación quedándonos con aquellas palabras que construyen una idea despojada del odio viceral que en estos tiempos pareciera devorarle el corazón a más de uno. Más allá de las ideologías partidarias, hay un sentido común construido mediáticamente del que vale la pena sospechar.