jueves, 27 de junio de 2013

Los nadies


Galeano tiene un escrito que lleva por título Los nadies y en él hace referencia a los pobres, a los olvidados, a los que quedan fuera del sistema.  Pero llamativamente, existen otros que aspiran a ser nadie en el sentido literal de la palabra, sin metáforas de por medio, personas nacidas para matar el tiempo, que ven con envidia a aquellos que desarrollan un trabajo aún más parásito que el de ellos y cuya única motivación consiste en buscar la forma de hacer menos de lo que hacen sin comprometerse con nada ni con nadie.  Sin embargo,  sí suelen buscar otro nadie igual de mediocre que ellos para ocultar su terrible desinterés por todo, el hastío fatal que consume sus horas, esa gente que respira aliviada  al saber que tendrá una tarea pasiva toda su vida y que donde quiera que vaya lo estará esperando un gran sillón por toda la eternidad, esa gente que se excusa ante el pedido de un favor o que siempre señala a otro que va a estar mejor predispuesto para ayudarnos.
  
Se jactan ante otros de no hacer nada útil a cambio de su salario, como si ese hecho los colocara por encima de los imbéciles que trabajan con responsabilidad.  Son personas que por lo general van bien vestidas, de clase media,  que aspiran a tener más siendo cada vez menos y sin involucrarse con lo que hacen.  Uno los ve en los pasillos, apoyando su cuerpo pesado sobre una columna, chusmeando, hablando  largamente del tiempo,  conversando sobre las vidas de los que hacen algo o criticando al que no hace nada como en un intento desesperado por recuperar la dignidad perdida. Suelen tener algún cuaderno en las manos o montones de papeles para simular una tarea que los mantiene ocupados o quizás para no sentirse desnudado en su mediocridad ante los demás.

   Hay otro rasgo que los caracteriza y es que a la hora de realizar reclamos por bajos sueldos o por mejoras salariales, ocupan el primer puesto en la fila, como esos alumnos que se copian en los exámenes y luego son los primeros a la hora de reclamar al profesor una  suba en la calificación o le señalan horrorizados que omitió una tilde en una palabra aguda terminada en -n.   Llenan los lugares por donde andan vegetando de frases indignadas ante tamaña injusticia, mientras anulan los derechos de los que recibirían los beneficios de su trabajo.  Los hay en todos los rubros y de todos los colores: empleados, docentes, médicos, comerciantes, etc. Personas que ni siquiera intentarán incentivar el aleteo de una mariposa, personas que consideran al otro sólo una circunstancia. 

Mire atentamente a su alrededor, agudice su mirada;  los verá con las manos y la cabeza en los bolsillos permaneciendo en la vida.  No se equivoque, recorren las calles como uno más pero en realidad son uno menos.