jueves, 17 de septiembre de 2015

Todos los mundos en éste


Acabo de leer hace unos días la novela de Ray Bradbury, Farenheit 451, la cual cuenta una historia instalada en un futuro en el cual, los dueños del mundo han eliminado los libros de la faz de la tierra.  En ese mundo existen bomberos que en vez de apagar los incendios, los generan justamente en aquellos lugares donde encuentran libros.  Los medios de comunicación les dicen a los habitantes que hay algo malo y perturbador en cada frase, en cada papel impreso y se encargan de entretenerlos con grandes pantallas que muestran imágenes coloridas, música y luces brillantes.Sin embargo, los dueños de ese mundo tenían un ejemplar de cada libro que se había escrito.
Uno de los personajes siente curiosidad por lo que los libros puedan esconder y un día consigue uno, lo abre, lee una frase y lo cierra. El libro que había encontrado era La Biblia y había leído una frase del Cantar de los Cantares.   No podía dejar de leer, la poesía lo atraía más y más hasta que acaban descubriéndolo aquellos que ocupaban el poder y lo obligan a exiliarse o morir.  Nuestro querido personaje se marcha de la ciudad y allá a lo lejos, cuando creia que estaba condenado a la soledad, encuentra a otros que como él, habían sido echados por desobedecer la ley más importante de ese mundo: no leer.  Estaban reunidos alrededor de un fogón y cada uno de los que alli estaban relataban a otros las historias de los libros que recordaban como forma de resistencia contra el olvido. 

Acá, en nuestro mundo,  también tenemos grandes pantallas, películas en 3D, internet, celulares,  cosas que nunca, nunca, podrán reemplazar al libro.  Nosotros, como docentes, queremos invitarlos a que se unan a la resistencia, a que se atrevan a ver qué es lo que perturba en los libros, qué es lo que esconden esas historias que se han escrito tanto tiempo atrás.  Por qué muchas personas tienen libros? Por qué cuándo somos niños deseamos escuchar cuentos una y otra vez? 
 Somos muchos los que estamos escondidos en distintos lugares del mundo y que hemos encontrado en ellos otros mundos posibles.  Existen muchos mundos, decía un gran escritor, pero todos están en este.  

martes, 4 de agosto de 2015

No vivirá por siempre, pero nunca morirá


Después de La Biblia, a mi modo de ver claro está,  Drácula (1897) es la mejor historia, historia que, como su personaje, no vivirá por siempre pero nunca morirá, naciendo cada vez en nuevas formas de contar el horror.   Bram Stoker creó a una celebridad que acechará las mentes de los hombres y mujeres de todos los tiempos generación tras generación  y que los obligará a preguntarse lo que todos alguna vez nos preguntamos con la secreta esperanza de alejarnos por siempre del verdadero espanto: ¿En verdad existió el Conde Drácula? Algunos dirán que esa pregunta no se puede responder,  pero nadie podrá negar que el Conde sigue tan vivo como en el S XIX.
Hoy en el S XXI  vuelve a la pantalla la historia de este trágico ser condenado a matar aún a aquellos que ama a causa de la inmensa sed que lo devora. Esta vez, regresa de la mano del gran Guillermo del Toro y Chuck Hogan con la serie de televisión The Strain (La cepa) basada en la Trilogia de la Oscuridad (2009).
Por suerte para todos los que formamos parte de la Patria Grande y para desdicha de los yankies,  un avión aterriza en el Aeropuerto Internacional JFK en Nueva York procedente de Berlín. Se detiene inerte en la pista de aterrizaje y en su interior hay 206 cadáveres además de 4 sobrevivientes. Un extraño ataúd lleno de tierra es hallado en el compartimento de equipaje. Así se produce la llegada de Jusef Sardu, un vampiro conocido como "El Amo". El Dr. Goodweather del Centro de Control de Enfermedades, investiga lo que a primera vista parece ser un virus que causó la muerte de los pasajeros del avión. A medida que su investigación continúa, Goodweather contacta con Abraham Setrakian, un viejo prestamista que parece saber mucho sobre este "virus" y que insinúa que podría tratarse de una plaga de vampiros.  Los cuatro sobrevivientes serán los encargados de desparramar el terror en la población comenzando por supuesto, por aquellos que aman.  
La historia no se reduce a colgar tiras de ajos en las puertas y ventanas ni en afilar estacas de madera, sin embargo en el vampirismo, en su vínculo con la sangre, en su condición fronteriza entre la vida y la muerte, se esconde  la raíz, la cepa, que separa lo vivo de lo muerto y lo obliga a ser un híbrido en el limbo.  Por ese motivo, y en un intento desesperado de recuperar mi fe susurro una oración:
  "Ten piedad de Él, porque no puede amar".


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