lunes, 1 de mayo de 2017

El óbito de nuestros días

 "Los seres que gozan de buena salud no poseen ni la experiencia de la agonía ni la sensación de la muerte.  Su vida se desarrolla como si tuviera un caracter definitivo."
"Si las efermedades tienen una misión filosófica, ésta no puede consistir más que en mostrar lo frágil que es el sueño de una vida realizada. La enfermedad convierte a la muerte en algo siempre presente; los sufrimientos nos unen a realidades metafísicas que una persona normal y con buena salud no comprenderá nunca."
"Toda enfermedad implica heroísmo- un heroísmo de la resistencia y no de la conquista, que se manifiesta a traves de la voluntad de mantenerse en la posisiones perdidas de la vida."

Cómo es posible que alguien que escriba toda su vida sobre el desamparo de nuestra existencia haya muerto de viejo? Algo debe habérselo impedido, algo lo unía a la vida, quizas la angustia existencial fuera su goce.  
Cioran es sin duda el filósofo de la muerte y aunque estuve intentando involucrarme con otras lecturas, en este tiempo no hay ficción que pueda darme abrigo. Lo intenté con Puig, con Mankel, hasta he llevado de viaje a Steven King pero no he podido dejarme llevar por esas páginas.  Todo lo que quiero es pensar la muerte como parte de la vida y aceptarla.   
Alguien se esta muriendo, poco a poco esta desapareciendo de esta tierra, ya ha bajado más de quince kilos en cuatro meses y no hay nada a lo que pueda aferrarse, ni un deseo, ni una creencia, ni un amor. Nada de lo que ha construido la une al anhelo de seguir viviendo. No hay aspiraciones, ni ansias, ni codicia.  Todo parece empujarla a las garras de la muerte y ella se deja ir sin resistencia.  No hablamos de eso, pero imagino que hace días  ha decidido no dar batalla.  La aceptación estoica de su enfermedad revela su determinación, su apatía, su aplastamiento a una cama que la absorbe día a día como el parásito del almohadón de plumas. ¿Acaso importa luchar? 
Piensa en su madre como espejo, como un fantasma que deambulaba sin rumbo pero que ahora definitivamente viene por ella.  También vendrá por mí, por todos.   No es pesimismo, es conciencia, es la percepción del olvido, la certeza de la oscuridad absoluta, el no lenguaje, la nada.