martes, 7 de febrero de 2017

Lo que se viene

       Ya me los veo venir.  Saldrán los grandes titulares diciendo que somos perversos al tomar como rehenes a las blancas palomitas, a quienes, por otro lado y en diferente contexto, los mismos que dicen defenderlos quieren meterlos tras las rejas.  Pero es así, los niños y jóvenes a veces son "malvivientes"  merecedores de las mismas condenas que  los adultos y otras, otras son seres indefensos portadores del noble derecho a educarse.  Ya los conozco. Van a enaltecer en "notas periodísticas" al maestro rural que camina 30 km para llegar a una escuelita en medio de la nada de La Nada.  Con  música de fondo del final de una película de Disney, nos contarán que a pesar de los calores intensos, de los caminos sinuosos y de las lluvias torrenciales que son frecuentes en el lugar, el maestro toma su mochila y camina con su blanquísimo guardapolvo por las calles de tierra, porque no hay medios de transporte que te lleven a La Nada. Camina y camina; soporta el sudor, los mosquitos, se arriesga con valentía a que el dengue lo encuentre desprevenido, se arremanga los pantalones y cruza un río, nada lo detiene.  Tiene tres horas hasta llegar a la escuelita.  Sonríe al tropezarse y sigue, sigue porque esta convencido de su misión, sabe que la educación de esos niños depende exclusivamente de él.   El periodista se emociona, se esfuerza para que sus ojos al borde de la lágrima cumplan con el deber de conmover a la audiencia hasta convencerla de que ese sí es un maestro de verdad, un maestro que se sacrifica, que se anula por completo en pos de sus alumnos,  un maestro que no toma ninguna medida que podría perjudicar a esas caritas que lo esperan, un maestro que deja todo por la educación, pero todo eh!  Los demás, los demás son vagos. Y aunque el periodista no lo diga con palabras, lo dice cuando encumbra sólo su abnegación. 
     La idea no es desvalorizar la tarea de ese docente, sino poner en el tapete lo que no se cuenta de él: cuánto cobra por su ruralidad, cómo vive ese maestro con su familia, cuáles son las condicienes edilicias de esa escuela, que rol cumple el Estado en La Nada, por qué no se ha realizado otro acceso para llegar hasta allí.  Eso no te lo cuentan, sólo su inmolación.

       ¿Qué pasaría si ese docente decidiera reclamar por su salario, por el aumneto en la calidad de los alimentos enviados al comedor de su escuela? ¿Qué pasaría si deciediera realizar una protesta para que se mejoren los caminos que llevan a la escuela, si pidiera materiales didácticos, avances en infraestructura? ¡Ahhh!  Entonces ya no sería tan buen docente, ni tan amoroso, ni tan comprometido, ni siquiera sería capaz de enternecernos.  Pasaría a ser feo, sucio y malo. 
      Ya está llegando el debate de siempre y los medios cumplirán la función que mejor saben cumplir: enmascarar la verdad con una mentira sensiblera que le lleve a creer a la gente lo que ellos quieren que crea.