miércoles, 16 de enero de 2019

Durante 5 días despertaré con un poema de Roberto Juarroz porque ahora el tiempo no me apura los pasos, es época de descanso y entonces hago lo que me quitan de manera tan silenciosa que sólo lo noto cuando de repente asoma una idea imposible de aparecer en la maleza de los días.

Día 1

Hay palabras que no decimos
y que ponemos sin decirlas en las cosas.

Y las cosas las guardan.
y un día nos contestan con ellas
y nos salvan el mundo,
como un amor secreto
en cuyos dos extremos
hay una sola entrada.

¿No habrá alguna palabra
de esas que no decimos
que hayamos colocado
sin querer en la nada?

Día 2

Miro un árbol.
Tú miras lejos cualquier cosa.
Pero yo sé que si no mirara este árbol
tú lo mirarías por mí
y tú sabes que si no miraras lo que miras
yo lo miraría por ti.

Ya no nos basta
mirar cada uno con lo otro.
Hemos logrado
que si uno de los dos falta,
el otro mire
lo que uno tendría que mirar.

Sólo necesitamos ahora
fundar una mirada que mire por los dos
lo que ambos deberíamos mirar
cuando no estemos ya en ninguna parte.

Día 3

Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí,
que sólo yo me pienso,
y si ahora muriese
nadie, ni yo me pensaría.

Y aquí empieza el abismo,
como cuando me duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.

Tal vez sea por esto
que pensar en un hombre
se parece a salvarlo.

Día 4

El amor empieza cuando se rompen los dedos
y se dan vuelta las solapas del traje.
cuando ya no hace falta pero  tampoco sobra
la vejez de mirarse,
cuando la torre de los recuerdos, baja o alta,
se agacha hasta la sangre.

El amor empieza cuando Dios termina
y cuando el hombre cae
mientras las cosas, demasiado eternas,
comienzan a gastarse,
y los signos, las bocas y los signos,
se muerden mutuamente en  cualquier parte.

El amor empieza
cuando la luz se agrieta como un muerto disfrazado
sobre la soledad irremediable.

Porque el amor es simplemente eso:
la forma del comienzo
tercamente escondida
detrás de los finales.

Día 5

Despertar sin que estuvieses a mi lado
sería como dormirme más profundamente
o cómo descubrir de pronto
que todo es una llanura interminable.

Dormir es el riesgo de no volver a
encontrarte.
Por eso llegará la noche
en qué antes de dormirme
te pediré garantías
de que volverás a inaugurarme la mirada.

domingo, 13 de enero de 2019

Ser el paraíso


No existen paraísos perdidos
No existen paraísos perdidos.
El paraíso es algo que se pierde todos los días,
como se pierden todos los días la vida,
la eternidad y el amor.
Y ya sabemos además
que tampoco existen paraísos futuros,
no hay más remedio, entonces,
que ser el paraíso.

 Roberto Juarroz