El
Forastero
William
Wyler Por Emilce Acuña
Las
historias de westerns giran en torno a
una mesa redonda que invita al juego desmedido y a las bebidas fuertes, la
aparición de un villano, el héroe, la mujer ingenua, las persecuciones a
caballo, los tiros y las prostitutas de buen corazón. Podríamos decir que estos elementos son los
que distinguen al género pero no los que garantizan una buena película de
vaqueros. El forastero cuenta la
historia de un hombre que llega a un pueblo dominado por los caprichos de un
juez que crea diariamente su propia justicia para beneficiarse perjudicando a muchas familias al quitarles
las tierras para que puedan sembrarlas y hacer de ellas su medio de vida.
Al
forastero le han vendido un caballo y luego lo han acusado de haberlo robado
sin juicio alguno. Le quitan el dinero
que lleva encima y lo condenan a muerte burlándose de su inocencia. Gary Cooper es el forastero quien al ver la
admiración desmedida que le inspira al juez la figura de una actriz que decora
en afiches todo el salón, inventa una historia para retrasar su condena al
igual que Scheherezade con sus mil y una noches. Le dice que la conoció, que habló con ella y
hasta le asegura tener un mechón de su hermoso cabello. Walter Brennan, el juez, se deja llevar por
la romántica narración llena de detalles y el forastero aprovecha el tiempo
para intentar remediar los conflictos que aquejan al poblado. Como se trata de
Gary Cooper, lo resuelve, y la película tiene un final feliz, pero este hecho
no le resta mérito al film. Los
personajes, a diferencia de otros westerns, poseen profundidad psicológica y en
la película se desarrollan temas políticos y morales que parecían vedados para
este tipo de relato.
William
Wyler (1902 – 1981) fue un director sobresaliente y prolífero en el arte de
contar. Cuatro de sus películas obtuvieron
el Premio Oscar y fue tres veces ganador del Premio de la Academia y aunque no
siempre las condecoraciones y aplausos hacen honor a quien en verdad los
merece, en este caso se ha hecho justicia.
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