lunes, 8 de junio de 2009

La bronca de estos días


La hipocrecía es aquella miseria que revela que es imposible sostener con los actos lo que se prumulga a cuatro voces. Detesto la insensibilidad de tantas personas refugiadas en sus casas mirando el mundo a traves de la televisión, formulando juicios sobre quiénes son los buenos y quiénes son los malos, rezándole a Jesús cada mañana o cada noche por los pobres, para que haya más seguridad, sumándose a los que defienden las "soluciones fáciles" bajando la edad de imputabilidad o exiginendo la pena de muerte, diciendo qué es lo esperable de una persona por su forma aspecto o por el lugar donde vive.
El punto es, que más allá de la ideología política de cada ser humano, hay, en estos reclamos, un olvido, una absoluta anulación del otro, un deseo del que el "otro" desaparezca, que no estropee nuestras vidas ordenadas con sus reclamos, que no nos haga perder el presentismo con sus piquetes, que no se multipliquen ¡por favor!. Vale aclarar (porque a veces creo que muchos no lo saben) que este "otro" está en una situación mucho peor que aquella que viven quienes los desprecian. Nadie elige agarrar un arma, ni salir a robar, ni drogarse, como nosotros podemos elegir practicar patín o fútbool o ir al gimnasio. La pobreza es un mundo sin opción, un mundo donde todo es exhibido para otros, un mundo donde se les teme por el simple hecho de ser pobres. Quién de nosotros no destilaría furia si el mundo nos arrinconara, si nos sacaran el trabajo, si fuéramos tildados de delincuentes por vivir en una villa miseria, si escucharamos llorar de hambre a nuestros hijos, ocho, nueve hijos, acaso es lo único que puedan tener realmente... aunque se mueran.
Escucho diariamente comentarios de este tipo, y me sube un dolor por todo el cuerpo y se instala en mi garganta y quisiera gritarles: manga de hipócritas!!!!! Les indigna que un pobre diablo tenga direct tv en medio de la villa o use zapatillas Nike originales, pero se ríen con Menem en el programa de Tinelli o les resulta indiferente que todos paguemos lo mismo de iva, el de Villa Soldati y el de Puerto Madero. A nadie parece importarle que hay quienes ganan 25 veces más que el otro. ¡Eso es indignante! No lo comprendo... acaso sea el temor a la pobreza y por eso el terrible acercamiento hacia la clase alta, otro mundo que la media no conoce pero a la que aspira orgullosa.
Hace unos días, iba caminando hacia la escuela y pasé junto a grupo de obreros que estaban sentados en círculo. Pensé que almorzaban, sin embargo, cuando pasé junto a ellos, escuché que alguien musitaba una oración que decía: Ayudános Señor, por favor te lo pedimos, te necesitamos. Somos muchos los pobres...
Me sentí muy conmovida al escucharlos y lo primero que pensé fue que ellos estaban mucho más cerca de Dios. Jesús era pobre, fue condenado a la pena de muerte no sólo por los romanos, el pueblo gritaba crucificción. No puedo entenderlo... Son hipócritas, egoístas, desconsiderados, y sobre todo, precen tener un parche en el ojo que les prohibe ver el otro país, aquel que de antemano está condenado con la indiferencia de muchos por andar descalzo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra expresión del mismo fenómeno es la naturalización de la pobreza. Por un lado están los que criminalizan la misma y por otro lado los que hacen de ella una cierta garantía: ya escuchamos a los candidatos decir "los pobres nos apoyan", ¡pero de ninguna manera les escuchamos decir que la pobreza ni es la obvia determinación que puede alcanzar persona alguna, ni siquiera la explicitación racional de un programa que tenga por objeto FUNDAMENTAL terminar con la misma!

Aioria90 dijo...

Fuerte, incomodador, veraz; como la verdad, no? Abrazos, Aioria90.