martes, 30 de junio de 2009

Un día no feliz



El 28 nos juntamos en la casa de un amigo para ver la gan final por TV y entre mates y comentarios filosos hacia los medios de comunicación, comenzamos a transitar las horas con la esperanza de que una vez más la gente eligiera la mano extendida de un gobierno que intentó hacer lo que prometió a pesar de las consecuencias. Pero al oscurecerse el día supimos que no, que no seguirían sosteniendo esa mano que los ayudó a salir del pozo porque ya estaban fuera de él, elegirían la mano que nuevamente los hundirá hasta el fondo.
Siempre tuve una mirada desesperanzada de la política pero debo confesar que el año 2003, encontré por primera vez en mi vida un discurso con el cual me identificaba, un discurso en el que aparecía por primera vez la palabra latinoamérica, integración, distribución, industria, justicia. Y claro fue que no eran sólo palabras: las relaciones con nuestos países hermanos atraviesa unos de sus mejores momentos, se pudo jubilar a más de 2.000.000 de personas que nunca habían aportado en su vida, se llevaron adelante los juicios contra los grandes genocidas de nuestra historia, se abrieron la escuelas industriales y se alienta la industria nacional, sin embargo, cuando se intentó distribuir un poquito de la riqueza de unos pocos, medio país ofendido salió indignado a la calle de que el gobierno les metiera la mano en el bolsillo y peleó por los intereses de quienes jamás, jamás en la historia apoyaron a nadie, ni una marcha docente, ni gremial, ni un carajo... No obstante, los medio pelo agarraron su cacerola y siguiendo el pedido de los medios de comunicación gritaron: somos el campo, haciendo de esa frase una causa nacional. Viéndolo a distancia, creo que ese es el momento en el que el pueblo fue nuevamente embaucado y creyendo hacer uso de su libertad, eligió lo que los medios leseñalaron con el dedo y hoy repite las mismas palabras que escucha en la TV para defender su postura y no dejar que se asome en ellos la culpa de nunca haber defendido la causa de alguien que tuviera menos que ellos, no, la media defiende los intereses de los que más tienen y reza por los más pobres para que Dios los ayude.
¿Cómo puede ganar en Mendoza o en cualquier lado un tipo que se anota en un equipo y luego, no sólo entrena con el equipo contrario, sino que en plena cancha patea para su propio arco? Los medios lo compararon con San Martín y la gente piensa en los grandes huevos que tuvo.
Todavía me duele el alma, me llora la esperanza por dentro.
Soy de la clase media, de esa pqueña porción que resiste a masificarse en esa pasta tibia que se mueve con el viento a su antojo.

1 comentario:

Aioria90 Germán Cappio dijo...

Ahora conozco tu inclinación política. Sin duda alguna el pueblo voto influido por una campaña marketinera, propia de empresarios. En el problema con el campo el problema fue en pocas palabras la falta de humildad. "No me gustó lo del gobierno, y... vamos con el bambi..." Ahora esa selección es bambi o "un lobo disfrazado de venado"?. Con respecto a Julio Cobos me parece que estuvo bien que expresara su incoincidiera con su partido, lo que pasa que a veces a los hombres nos faltan los "huevos" para abandonar lo que ya es pasado para uno. No lo defiendo, me incluyo. Saludos, Aioria90.