miércoles, 4 de mayo de 2011

El perfume


El perfume

de Patrick Suskind

por Emilce Acuña

Para aquellos lectores que desconfían, con fundadas razones, de la calidad literaria de los best sellers, he aquí una aguja en el pajar, un punto blanco en una gran muralla negra, una maravillosa excepción inventada por el autor alemán Suskind.

El hecho que distingue a la novela y la eleva por sobre los demás best sellers, es que, a pesar de poseer una estructura básica muy utilizada, pudo crear a partir de sus descripciones un mundo autónomo, un mundo puramente aromático que cobra vida en Jean Baptiste Grenouille, un personaje que inspira la compasión y el horror a la vez.

La novela transcurre en Francia, el lugar donde se crean las fragancias más sublimes, durante el siglo XVIII. Es allí donde comienza a desarrollarse una historia que se cierra en sí misma; se inicia con el nacimiento del personaje y finaliza con su muerte.

En ese trayecto de la vida hacia la muerte, Grenouille se convertirá en el perfumista más exitoso de todos los tiempos. Dotado de un talento que rosa lo sobrenatural, su olfato se constituye en su única guía; es él quien le cuenta quiénes se acercan a su encuentro antes de que pueda verlos, quien le trasmite los ingredientes de cualquier comida sin siquiera probar bocado, quien discrimina los componentes de cualquier perfume. Sin embargo, Grenouille, que puede percibir perfumes a grandes distancias, no posee aroma alguno que lo distinga de los demás, ni persona que lo ame, ni hogar, ni familia.

Descubre en la soledad de una oscura cueva, que su olor constituye su identidad y como carece de todo aroma, no es nadie; sabe que sólo alcanzará la plenitud como ser humano cuando éste olor le sea arrebatado a alguien.

Crea entonces, en un primer momento, el olor humano utilizando desechos como base para luego sumar a ellos exquisitas fragancias florales. De esta manera, logra cierto prestigio social, es percibido por las personas y los animales que antes, ni siquiera notaban su presencia.

Finalmente, sale en busca de la fragancia que además de otorgarle identidad, hiciera rendir a sus pies hasta a los reyes más poderosos, un perfume que lo hiciera dueño del mundo; y es justamente cuando lo alcanza, cuando descubre el mágico aroma embriagador que lo convierte por primera vez en amo y señor, el momento en que comienza su final puesto que, paradójicamente, su máxima creación lo ha hecho al mismo tiempo esclavo y la cima de su éxito se constituye también en su propio fin.

16/11/06

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